miércoles, 25 de julio de 2007

Rincón de las tías

TIA PAULINA

Hace algunos años, cuando nació mi primer hijo, recibimos una tremenda, inesperada, dolorosa noticia, que a la vista de los demás lo hacía diferente, lento, “especial” decían…tenía Síndrome de Down.
Palabras nuevas aparecieron en nuestro vocabulario: entre ellas, INTEGRACIÓN. ¿Lo vas a integrar?, me preguntaban, ¿existía acaso la posibilidad de desintegrarlo?.
Poco a poco fuimos despertando de este confuso sueño de los primeros tiempos, y a la vez comprendiendo que la integración, como la llamaban los especialistas que entendían en teoría a nuestro “niño especial”, era un derecho, un derecho que recibió por el solo hecho de estar vivo, derecho a compartir con su familia, a salir a la calle, a jugar a la pelota, a jugar con otros niños, a crecer, a aprender y a ser diferente. Igual que sus compañeros que son todos distintos. Lo que no sabíamos es que este derecho no es gratuito, y que las demás personas no tienen idea que lo tiene. Así sufrimos algunas malas experiencias que, debemos reconocer fueron las menos pero las más dolorosas, miradas extrañadas, temor de los padres a que nuestro hijo se acercara a los suyos “perfectos y normales”.
Nuestro hijo creció con virtudes y defectos, con cosas del papá y la mamá, alegre, simpático, perseverante, bueno para la pelota, querido por muchas personas.
Elegimos el camino más difícil, el de la integración, estamos seguros que fue lo mejor, no sabemos que pasará en el futuro ¡quien lo sabe!, pero si sabemos que él es la mejor persona que pudo ser y que todos los que lo han acompañado en su proceso de integración han aprendido mas que nosotros y que él.
No olvidemos nunca que nuestros niños y todos, tienen derecho a ser queridos, amados y respetados con sus diferencias, fortalezas y debilidades.
Nuestra misión como padres y miembros de esta sociedad y de un país que está cambiando, es enseñarle a nuestros hijos y a quienes están a nuestro lado, que los grandes, chicos, gordos, flacos, rubios, morenos, inteligentes y no tanto, rápidos o lentos etc. Son dignos de todo nuestro respeto y nada nos hace mejor que ellos, solo diferentes.
¡Vivamos la diversidad que nos ofrece la vida!
-------------------------------
GRACIAS A TODOS
Quisiera aprovechar la ocasión de agradecer a todos aquellas mamás, papás, niños y nanas que nos acompañaron a mi hija y a mí en un momento tan doloroso como la perdida de un padre y esposo maravilloso. A veces la vida nos pone demasiadas pruebas, pero creo fehacientemente que todos tenemos una misión que cumplir, por lo que debemos seguir adelante y luchar para que este paso sea ameno y feliz. Si hay algo bueno que pude sacar de esta situación (quizás el consuelo del tonto) es que nunca debemos olvidar decir a nuestros esposos(as) y nuestros hijos(as) cuanto los amamos y lo bien que nos hace estar y compartir con ellos, una tarde de juegos, una siesta rica o un abrazo y beso apretado, porque por Dios que lo extrañamos cuando ya no están con nosotros, es decir las cosas simples de la vida. En estas ocasiones los buenos amigos y la familia son primordial para salir adelante, y es en este jardín donde tuve el mayor apoyo y cariño para estar hoy parada y dispuesta a seguir con mi vida ¡Gracias Marce y Pauli!¡gracias chiquillas, las quiero mucho...!
Tia Ale

No hay comentarios: